21 de febrero de 2012

El Día de San Valentín


webcatolicadejavier.org
El 14 de febrero se celebra como el día de los enamorados, muchas personas lo identifican como un día “comercial” en el que algunas parejas se hacen regalos, pero en realidad esta fiesta es un homenaje a San Valentín, un sacerdote de Roma que data del Siglo III.

Por aquella época gobernaba el Emperador Claudio II quién, al parecer, decidió prohibir el matrimonio a los jóvenes, porque consideraba que los hombres solteros eran mejores soldados que los casados, al tener menos “ataduras”.

San Valentín se opuso a dicha prohibición y comenzó a celebrar en secreto matrimonios de jóvenes parejas enamoradas, motivo por el que fue encarcelado. El 14 de Febrero del año 270 fue martirizado y ejecutado.

En resumen, este es el motivo por el cual San Valentín se considera el Patrón de los enamorados, y así nació la tradición de celebrar esta fiesta en conmemoración suya, a la que poco a poco se le fueron asociando otros símbolos, como Cupido, por ser hijo de Venus, el Dios romano del amor y la belleza, y las típicas tarjetas de San Valentín, originalmente cartas de amor.
Estoyenamorado.info

Hasta conocer la historia, que quizá sea en parte leyenda, es difícil comprender la celebración, parece lógico pensar que cualquier día es bueno para festejar que uno esta enamorado.

Sin embargo, como casi todo en la vida, esta fecha tiene su significado, que no es tan sólo comercial, y San Valentín siempre puede ser una buena excusa para tener un detalle romántico, hacer un plan especial, buscar su flor o su dulce favorito e incluso escribir unas tiernas palabras en una Tarjeta de San Valentín.

Si no tienes pareja, puede ser el momento apropiado para decirle a esa persona lo que sientes y, por qué no, encontrar a tu media naranja, o si ya tienes la suerte de haberla encontrado quizá sea un bonito día para pedirle dar el gran paso y… ¡comenzar prepararlo!.

María Nieto Lerdo de Tejada

Madrid, Febrero 2012

9 de febrero de 2012

¿Cuándo me caso?


¿Primavera u otoño? ¿Viernes o sábado? ¿Mañana o tarde?...son algunas de las primeras cuestiones que nos planteamos a la hora de decidir la fecha de la boda y…¿Por qué no invierno? ¿Por qué no domingo?.

Si analizamos la época del año, es natural pensar que en primavera y otoño las temperaturas serán más agradables e incluso si se quiere celebrar al aire libre, el verano puede parecer lo más acertado.

En ocasiones se condiciona tanto la fecha de la boda a determinados meses del año por el supuesto “buen tiempo” que cualquier desviación en relación a lo esperado supone un grave trastorno, que cada vez se puede prever con menor antelación.

Y es que el tiempo es prácticamente lo único que no podemos controlar a la hora de organizar una boda, si además tenemos en cuenta que tanto en primavera como en otoño nos encontramos con los meses más inestables del año, y que en verano las altas temperaturas nos pueden jugar malas pasadas…parece que el invierno puede cobrar ventaja.

Un frío día soleado, la nieve a tono con el vestido de novia, pieles, terciopelos y elegantes tejidos invernales, la decoración navideña, el calor de una chimenea o un menú calentito pueden resultar tan atractivos como los colores primaverales.

La mayoría de la gente prefiere comenzar la celebración por la tarde-noche, atraídos por ideas románticas, como cenar a la luz de las velas, o más bien juerguistas como bailar hasta el amanecer. Sin embargo, si se quiere aprovechar el día al máximo, lo ideal es comenzar por la mañana o a mediodía, podrán tener unas fotos preciosas con la mejor luz natural, sin prisas y sin pausas, además de disfrutar de la noche y con más tiempo para saborear su momento.

Por otro lado cuando se trata de una boda grande o en la que muchos invitados vienen de fuera, celebrarla en sábado facilita las cosas. Pero si se trata de una boda pequeña o los invitados no tienen que viajar, un viernes, un domingo o incluso un jueves pueden ser una buena alternativa, aprovechando fiestas o no.

Fijar una fecha en fuera de temporada puede tener innumerables ventajas para Los Novios, tanto económicas como de calidad: los proveedores estarán más relajados y concentrados en su boda y podrán dar un mejor servicio a mejor precio. También lo agradecerán algunos invitados saturados de eventos en mayo, junio y septiembre o preocupados por cuadrar los compromisos con sus vacaciones de verano, por lo que asistirán encantados a una celebración en noviembre o febrero.

Personalmente animo a las parejas que decidan dar el paso a que en la medida de lo posible consideren fechas más atípicas, ya que encontrarán facilidades en todos los sentidos y quizá su “gran día” gane protagonismo. En cualquier caso siempre podrán contactar con Wedding Planner que les ayude a conseguir ventajas y evitar desventajas sea el momento en el que sea.


María Nieto Lerdo de Tejada


Madrid, 9 de Febrero de 2012