En los tiempos que corren parece importante abordar un
punto fundamental en una boda, que muchas veces se convierte en un tema tabú en
el entorno familiar, abandonado a su suerte hasta que llega el momento de pagar
las facturas o simplemente planteado de forma poco práctica desde el principio.
Por tanto, sea pequeño o ilimitado, es aconsejable sentarse un rato a hacer
esta breve planificación económica, que nos servirá de guía para una correcta
gestión y organización de nuestro Gran Día.
En primer lugar es conveniente que quede claro desde
el principio quién va a asumir los gastos de la boda y en qué proporción si es
que se trata de varias partes, de lo contrario puede haber cierta tensión
innecesaria durante meses.
En segundo lugar deberíamos hacer la lista de
invitados y a continuación la relación de partidas de gasto, ya que la primera condiciona
la segunda.
Si tenemos un presupuesto limitado, podemos hacer
ambas listas estableciendo un orden de prioridad o diferenciando entre lo “imprescindible”,
lo “importante” y lo “deseable o secundario”, de manera que según avancen las
confirmaciones de asistencia y los gastos reales, podamos ir ampliando
invitados y partidas.
Inicialmente será necesario realizar algunas
averiguaciones para poder estimar el coste de cada servicio; sin ánimo de realizar
un análisis de precios, cabe matizar que estos vendrán condicionados por el
lugar dónde nos casamos, la época del año, el día de la semana, el estilo, la
logística y la dimensión de la celebración que queremos organizar. Cuanta más
información real tengamos, mucho más preciso será el presupuesto que elaboremos.
En cualquier caso siempre es recomendable estimar por lo alto, así evitaremos
sorpresas de última hora.
Una vez terminado nuestro plan financiero de boda ya
tenemos una idea de lo nos vamos a gastar pero ¿Cuándo y cómo hay que pagarlo?.
Para organizar los pagos podemos elaborar un planning de acuerdo con las
condiciones de pago de cada uno de los servicios que vamos a contratar. En
general habrá que abonar una señal para formalizar todas las contrataciones,
algunas cosas habrá que pagarlas por adelantado, otras el mismo día de la boda,
después…y los conceptos más relevantes se abonarán a plazos. A medida que se
acerca la fecha se van acumulando tareas y resulta bastante complicado estar
pendiente de todas, más aún si hay varias personas participando en los
preparativos, por lo que tener una previsión de pagos desde el principio es una
herramienta muy útil.
Según vayan transcurriendo los meses habrá que
actualizar tanto la lista de invitados, como el presupuesto y el plan de pagos,
tratando de que todo quede cerrado con la mayor antelación posible.
Hay cuestiones e incluso tradiciones tales como quién
debe asumir ciertos gastos o la forma y momento de efectuar el pago, que en
ocasiones se pueden negociar y en general son muy personales, si bien hay
algunos consejos que pueden resultar de utilidad, como por ejemplo, fraccionar
los pagos, evitar pagar por adelantado el 100% de cada servicio que se haya contratado,
evitar en la medida de lo posible realizar pagos el mismo día de la boda, y en
caso de hacerlos encargárselos a alguien de confianza, y procurar no endeudarse
o hacerlo lo menos posible buscando facilidades de pago, trucos para ahorrar en
ciertas partidas o apoyo financiero entre familiares y amigos.
Ni que
decir tiene que si cuentas con un buen Wedding Planner no necesitas leer este
artículo!
María Nieto Lerdo de Tejada
Madrid, 23 de Julio de 2012